Y ¿por qué ahora?

"Siempre oportuno. Siempre sabiendo en qué momento aparecer para hacerme recordar. Como si de un despertador se tratara, en un nuevo mes de diciembre aparece tu nombre, tus palabras y tus cuidadosos gestos para hacerme cambiar de opinión, para echar por tierra todo lo que he estado construyendo durante años.

Porque siempre ha sido así. Nunca me necesitaste pero ahora la soledad te acecha y tienes miedo de encontrarte sin nadie que te escuche, sin nadie que te tienda la mano, sin nadie que te agarre para no caer en el precipicio. Mi estupidez es tan inmensa que a pesar de todo ahí me encuentro, dándote un hombro en el que llorar, una presencia que te entienda y una cuerda que te ayude a levantar.

Y ¿qué me encuentro yo? Vacío. Quebraderos de cabeza que por más que lo intente no paran de rondarme. ¿Por qué después de tanto tiempo debería escuchar, debería hacer el esfuerzo de verte, de comprenderte? No me has dado suficiente y sé que nunca lo harás, pero aquí estoy, una vez más, pensando en qué hacer.

¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes, cuando aún se podía salvar algo de eso que llaman amistad? ¿Cómo debería sentirme al saber que me necesitas solo por puro egoísmo?

Aquí estoy, como cada diciembre, dándole vueltas a los mismo temas una y otra vez. Te presentas como si nada hubiese pasado y esperas que te tienda la mano para no variar.

Lo peor de todo es que las dudas se amontonan..."